GESTOS

Hay cosas que son imposibles de aprender si no se practican. Y una de estas cosas son los gestos. Aquellas acciones, palabras, detalles, demostraciones e incluso símbolos que expresan una voluntad, un deseo, quizá incluso puedan ser la respuesta a una búsqueda, esperanza o necesidad.

Un gesto, por pequeño que sea, puede marcar la diferencia. Igual que una persona, aún insignificante por número entre las millones de personas que pueblan la Tierra, puede cambiar el rumbo de la historia (para bien o para mal); puede ser el símbolo de una aspiración suprema que se mantiene viva o el ejemplo de que, por difícil o extraño que parezca, hay gente que quiere cambiar las cosas y se implica en ello.

Ejemplos de lo anterior son positivamente Jesús de Nazaret y un largo etcétera de seguidores, hombres y mujeres de Fe, como ejemplo San Francisco de Asís; también por científicos, artistas y pensadores. Negativamente, Stalin, Hitler y multitud de tiranos, corruptos y sanguinarios a lo largo de la historia. 

En definitiva, personas que con sus acciones o gestos fueron reconocidas. Pero no son menos significativas las personas cuyos nombres no figuran en los libros ni son recordadas en museos o por monumentos. Ni son menos valiosos los gestos que no suponen heroicas hazañas ni gestas memorables. Simplemente aquellos cuyos gestos les definen mejor que cualquier descripción. Y que son creadores, aún sin saberlo, de grandes historias.

El valor de un gesto o su repercusión, a veces, ni siquiera es apreciado por quien lo realiza; sólo por quien lo recibe. 

Por eso vale la pena, en primer lugar, aprender a valorar todos y cada uno de los gestos; y en segundo lugar, animarse a realizarlos. A quien conoces y a quien no. A quien sabe que le amas y a quien piensa que le vas a rechazar. A quien lo merece y para quien recibirlo podría suponer el primer paso para comenzar a merecerlo. Sobre todo imprescindibles si son gestos educativos, de justicia, de caridad, de perdón y de gratitud. 

De entre todas las frases que nos hablan del valor de los gestos, ésta nos enseña también algo importante, que algo que puede resultar sencillo o pequeño para unos puede ser sin embargo fundamental para la vida de otras personas: 

"El pequeño gesto de una persona puede cambiar la vida de muchas otras". 



PUENTES

Los puentes son construcciones humanas que nos ayudan a pasar de una orilla de un río a la otra, cuando parece imposible hacerlo de otra forma. Desde el prisma educativo, esta imagen nos lleva a reflexionar en los principios y valores que acercan posturas diferentes y alejadas. 

Pero antes de enunciar algunos de estos principios o valores, habría que preguntarse previamente si vemos o reconocemos la importancia de recorrer este estrecho camino que va hacia el otro lado. Sabiendo que en el margen opuesto, también se encontrarán la verdad y la riqueza que nos satisface en  el nuestro. Llegando a hacernos pensar que no merece la pena dar un paso hacia el otro lado....y que cuanto más lejos, mejor.


De ahí que podamos observar, sin pretender hacer juicios de valor, que hay personas que parecen tener una disponibilidad o inclinación natural, a tender puentes; y otras quizás, más bien, a levantar muros. 


Teniendo presente, la intención de no simplificar las cosas y de aprender a vivir en una realidad compleja en cuanto a las relaciones interpersonales, de la que se hablaba en la entrada del blog titulada "Paleta de colores";  debemos valorar aún más las motivaciones y actitudes que van preparando las herramientas, la madera, las cuerdas y clavos de un futuro puente.

Los valores del respeto, el diálogo, la empatía, la comprensión y el perdón, podrán ser los tablones y piedras, los clavos y cuerdas que nuestro puente necesita para vencer las distancias y obstáculos que creíamos imposibles de superar. Puede que necesitemos ayuda para encontrar buenos materiales. Y que algún martillazo en el dedo, propio o ajeno, nos empuje a abandonar su construcción. Pero cuando el dolor inesperado, dé paso a echar de menos algo de lo que habíamos aprendido a valorar del otro/a, seamos conscientes de que sin ese puente nuestra vida queda demasiado aislada o alguien que nos importa se quedó en el margen opuesto; habrá llegado el momento de retomar la tarea.  


Quizá haya puentes difíciles de diseñar y de construir; quizá sean frágiles y no duren mucho tiempo, quizá no sean tan robustos como los que conocimos o creíamos conocer. Lo importante será todo lo que digamos o hagamos, a partir de hoy, para iniciarlos, reconstruirlos o conservarlos; porque aunque no los crucemos, hacen que no olvidemos lo que hay y nos une a la otra orilla. 

PALETA DE COLORES

La imagen de una paleta, repleta de colores mezclados, puede ser un buen ejemplo gráfico para ayudarnos a visualizar y comprender la complejidad de nuestro mundo (incluida la complejidad de nuestra naturaleza humana y sus relaciones).

Con frecuencia, se tiende a simplificar o encasillar la realidad, algo incluso necesario para organizar el pensamiento y responder en consecuencia con los criterios y valores en los que nos vamos formando. Quizá, eso sí, debiéramos evitar dos peligros: el de una simplificación excesiva (todo es blanco o negro), que suele derivar en posturas intransigentes y ser motivada por la necesidad de seguridades "claras". Y el de una asimilación de la creencia de que todo es igual o relativismo (sin hacer distinciones), derivando en este caso, en una falta de criterio e identidad que sería provocada por la necesidad y/o voluntad de no tomar postura ante nada (por falta de información, valentía u otros intereses). 

De ahí, que lo que algunas personas ven de una forma o un color; para otras, sea sensiblemente diferente o incluso opuesto. 

La entrada anterior del blog, con la letra de la canción "La vida cambia", nos sirve ahora de ejemplo de esta misma polarización de la realidad, pero referida a uno/a mismo/a. Su mensaje subraya por un lado sentimientos de soledad, falta de perspectiva de futuro, infravaloración...etc; y por otro la confianza, seguridad, resistencia ante la adversidad y la apertura a una vida que aún está por escribir...etc. Quizá esta distinción tan radical no ayude demasiado a aceptar la mezcla de sentimientos que normalmente experimentamos. No obstante, esta canción sí que nos podría enseñar con claridad que hay situaciones concretas (positivas o negativas) que cambian la vida con esa misma radicalidad. 

Volviendo a los colores de nuestra paleta; subrayamos ahora el valor de la capacidad de relacionarnos por medio del diálogo, la convivencia y el respeto, que requiere la aceptación, valoración y enriquecimiento mutuo de la diferencia. Mucho más aún en un mundo tan globalizado. 

Estamos llamados a aprender a vivir, convivir y coexistir en una realidad compleja. Con nuestra propia complejidad personal, con la complejidad de relacionarnos con otras personas y con la naturaleza. Por lo que no vendría nada mal que siguiéramos buscando espacios para aprender que la realidad nos invita a compartir nuestros principios y valorar los del vecino, sencillamente porque somos parte de un mundo complejo. 

LA VIDA CAMBIA

Tantas noches sin luz, tantos días sin sol, cuanta vida sin nada.
Contemplando el reloj y dejando pasar las horas malas.
El mundo era un lugar donde hablaban de ti pero no te escuchaban.
Tú te ahogabas al son de la ira y el frío en su mirada.

Estribillo 1º:
Y de pronto saltó, como un grito tu voz, como si despertaras.
Todo está por cantar, por soñar y escribir. La vida cambia.
No le dejes vencer a quien por no tener, no le queda ni alma.
Tú lo puedes hacer, pisa fuerte y sabrás, que la vida cambia.

Ningún premio ni amor, ningún plan por venir, ni un te espero mañana.
Sólo al amanecer, sin nadie después, en tus pasos al alba.
Del rumor al dolor; el de al lado era un "dios" 
y para los demás, tú no eras nada.
No había abrazos ni amor, ni siquiera palabras.

(estribillo 1º)

Ahora no es como ayer, ahora sabes tener la frente bien alta.
Ahora decides tú, nadie más va a mandar, si te quedas o marchas.

Estribillo 2º:
Porque un día saltó, como un grito tu voz, como si despertaras.
Todo está por cantar, por soñar y escribir. La vida cambia.
No le dejes vencer a quien por no tener, no le queda ni alma.
Tú lo puedes hacer, pisa fuerte y sabrás, que la vida cambia.
Que tú vida cambia, que tú vida cambia.

Letra de la Canción "La vida cambia" de Supersingles.

ESPERANZAD@S

Siempre me ha parecido que la esperanza es uno de los valores más difíciles de acrecentar y de transmitir como persona y educador. 

Pues hay momentos de nuestra historia, en los que la incertidumbre, la desesperanza y la adversidad, son tan acuciantes que es complicado atisbar esas luces de esperanza que se encuentran en el fondo de cada corazón. Pero estar, están. Como dicen por tierras gallegas, haberlas haylas. Quizá lo que nos ocurra es que no estemos lo suficientemente acostumbrados a explorar mar adentro en busca de nuestros tesoros ocultos, que son las razones o convicciones con las que se construye el barco de nuestra esperanza. Fe, amor, vocación, misión, confianza, solidaridad, integridad, positivismo, fortaleza, abnegación, esfuerzo, entrega...y muchos más, pueden conformar parte del núcleo fundamental que nos mantenga a flote, y ser considerados no ya como algo externo a ti mismo/a, ni como una meta lejana e insustancial, sino como algo connatural que nos caracteriza e identifica. 

A menudo, la gente suele pensar que la esperanza es una creencia etérea, un mero sentimiento o una ilusión (en sentido de irreal o fantasiosa, irrealizable o imposible). Pero nada más lejos de la realidad. La esperanza es parte de nuestro ADN, pues si algo caracteriza al ser humano, desde los albores de la humanidad, es su capacidad de curar sus heridas, rehacerse, levantarse y comenzar de nuevo. Convéncete de que aunque sean grandes tus retos, más grande es tu esperanza. 

Quien descuida o a quien le arrebatan este valioso regalo, quizá por el arrastre de las poderosas corrientes de la inhumanidad, la falta de dignidad, respeto, oscuras perspectivas de futuro o la crudeza que encierra en sí misma la fragilidad de la naturaleza o la vida humana; está perdiendo una parte esencial de la vida. Quien no se acompaña de esta brújula de sentido, navega errante, sin rumbo, sin asideros (donde sujetarse) por un tiempo o quizá por demasiado tiempo. Hasta que esta extraordinaria, sobrehumana y providencial virtud o capacidad de ser esperanzad@s se vaya abriendo camino entre la espesa penumbra de los miedos, las inseguridades e incluso de injusticias, brillando tanto, que pueda servir de faro guía a otras personas que puedan hallarse desorientadas o desconcertadas.

Por corta o larga que sea nuestra travesía por el mar de la vida, no olvidemos desplegar todas nuestras velas (las del conocimiento, la espiritualidad, la capacidad de relación...) y dejarnos llevar siempre por el Viento de la esperanza.


IDENTIDAD

De forma continua, facilitamos algunos rasgos de nuestra identidad como dónde vivimos, nuestro estado civil, trabajo o estudios, datos fiscales. Pero estos rasgos no son los más significativos de lo que somos. Quizá haya personas que les cueste entender que un título de estudios no es más importante que el número de la seguridad social o el que aparece en su dni. Pues lo importante no son los papeles sino lo que hay detrás de ellos.   

Nuestros valores, nuestras convicciones y esperanzas no aparecen en la ficha del banco, en nuestro informe de vida laboral, ni se tienen demasiado en cuenta a la hora de acceder a un oficio. Y sin embargo, son los datos que conforman el ser de cada persona, su modo de entender la vida y que condicionarán sus acciones. 

Desde esta perspectiva, parece fundamental que quienes tienen la responsabilidad de educar ayuden a que desde pequeños nos preguntemos quiénes somos. Y si lo que decimos, estudiamos, escribimos o compartimos con los demás, es o no un reflejo de nuestra verdadera identidad. Y contribuir a que se vaya madurando la respuesta a esta pregunta vital que nos acompañará siempre, toda nuestra vida. 

Debemos aprender que no tiene demasiado sentido decir "yo soy así y punto" o hablar de alguien como si conociéramos a esa persona más que ella misma, o estuviera impedida de cambiar pudiendo permanecer impasible (aún no queriendo dicho cambio) ante el propio paso del tiempo o la vivencia de experiencias que pudieran haber cuestionado sus puntos de vista, bien para que hoy fueran distintos o simplemente, para haberlos reafirmado. Siempre se puede cambiar, y lo deseable es hacerlo para mejor. 

Respetar, acompañar o compartir la identidad de alguien supone valorar verdaderamente y ayudarle a cuidar su vocación, pues sólo cuando esa identidad "lo que es", se transforma en "lo que hace", se evidencia un extraordinario equilibrio entre convicción y acción, creencia y misión, de lo que ha recibido, a lo que puede aportar.

La falta de oportunidades para compartir con los demás lo que somos, las heridas, inseguridades o prejuicios, van levantando muros que cada vez más nos alejan no sólo de los demás, sino de nuestro propio ser; por ello es importante dar pasos para afirmar y reafirmar lo que somos; intentando compartir la alegría por lo que cada uno es y ha recibido como un regalo.