SENTIR LAS PALABRAS

Los ciegos no leen, sienten las palabras. Con esta hermosa expresión comienza este pequeño vídeo que nos enseña más sobre la comunicación de personas con diversidad funcional; en este caso, la ceguera con el sistema de lectoescritura braille. 

Quien aparece en las últimas imágenes y manda un saludo final a los espectadores es mi prima Toni (en imagen), un miembro de nuestra familia que vive en Sevilla, que ha estudiado gracias a la Once y desde joven trabaja en la realización de libros de texto en braille para niños y niñas. 
Desde aquí, un pequeño homenaje para ella y a quienes como ella, no sólo han sabido afrontar su dificultad funcional sino también trabajar por ayudar a otras personas en este proceso de integración y normalización en el que todos y todas deberíamos estar mucho más implicados. 

  

ALIGERA TU MOCHILA

Todo tiempo de reflexión y renovación es un buen momento para aligerar nuestra mochila de todo aquello que nos impide caminar con la libertad y fluidez que deseamos. Descargando nuestro corazón de aquello que lo fatiga.

Si tuviéramos que hacer la mochila para un largo viaje, meteríamos un montón de cosas. Más o menos necesarias, superficiales, incluso inútiles. A lo largo del viaje iríamos dándonos cuenta de cosas que deberíamos haber valorado como importantes y que sin embargo nunca pensábamos que iríamos a necesitar. Así es la vida. Con el paso del tiempo nos vamos dando cuenta de lo que va siendo importante para nuestra paz interior, nuestra felicidad y la felicidad de quienes nos rodean. Y qué actitudes debemos dejar atrás.

Quien ha realizado alguna larga caminata o peregrinación habrá aprendido lo importante e imprescindible que resulta viajar con lo necesario, con lo que de verdad es vital e importante. Y sorprendentemente no son muchas cosas. Más bien son hasta pocas. 

Ojalá tengas la oportunidad de vivir momentos en los que aligerar tu mochila. La cuaresma es uno de estos momentos. Un tiempo en el que quitar esas piedras que un día quizá nos encontramos obstaculizando el camino y ahora nos damos cuenta que, en lugar de dejarlas atrás, las habíamos metido incluso en nuestra propia mochila.