El comienzo de un nuevo curso escolar es un buen momento para sacar las cartas de navegación, mirar al frente y encaminar el rumbo de nuestro navegar educativo, siempre hacia nuevos horizontes.
Nuestra vocación como educadores nos debe impulsar a buscar las mejores rutas y los mejores vientos para llegar a buen puerto. Que no es otro, que el propósito de que nuestros alumnos y alumnas lleguen al final de ese viaje que ahora comienzan cargados de sentido, experiencias, conocimientos, valores, motivaciones...que les serán necesarios para embarcarse en nuevas aventuras.
Para este viaje no partimos de cero. Aunque no lo parezca, nuestras bodegas están cargadas de provisiones, que se han ido almacenando año tras año, curso tras curso. ¿Qué objetivos, medios o actitudes pedagógicas siguen siendo útiles? ¿Cuáles debemos dejar atrás porque no responden a las necesidades y exigencias de este nuevo viaje o de sus pasajeros? ¿Qué prioridades tengo y cuáles comparto con otros navegantes?
Llega el momento de partir. ¿Tengo ganas e ilusión? ¿Qué motivaciones me gustaría compartir con el resto de la tripulación? ¿Qué demanda hago a quienes dirigen el timón de nuestra nave? ¿Cuál es el mensaje que nos transmitirá el capitán justo antes de levar el ancla y arriar las velas?.
No viajamos solos. Aunque cada uno tenga un cometido específico dentro del barco. Que éste navegue o haga aguas es cosa de todos. De nada serviría nuestro trabajo individual si el bote va a pique por no saber trabajar en equipo. Y como dificultades e imprevistos no faltarán, siempre será de agradecer la ayuda de un/a compañero/a. A veces, estamos tan a lo mío (mi clase, mi programación, mi tutoría...) que se nos olvida estar a lo nuestro, a los objetivos del cole, al interés general...
Quien no se sumerge en las profundidades, no descubrirá verdaderos tesoros. Siendo creativos/as y auténticos/as. Poniéndonos manos a la obra para educar y no sólo para enseñar.
No olvidemos compartir tiempo con nuestros jóvenes grumetes en pasillos, recreos y horas de amarre. Pues será en estos caladeros donde encontremos explicación a muchos de sus comportamientos y reacciones en clase. Es importante escucharles para conocerlos y ayudarlos de la mejor forma posible. Busca y valora perlas escondidas, sin fomentar que los bancos de peces cooperativos sirvan para justificar la falta de esfuerzo personal, haciendo que no se puedan revelar ni se valoren talentos y capacidades individuales. Sin perder de vista el proceso de cada uno/a; animándolo siempre a ser parte del grupo porque en comunión de voluntades será posible construir un mundo menos violento, más justo y solidario.
Transmite verdad en lo que hagas, desde tu identidad. Si nos preocupamos de crecer por dentro, se transmiten hacia fuera verdaderos valores, perspectiva y pasión contagiosa. No hay mejor "pesca" que la que se consigue cuando se aborda y conquista verdaderamente el corazón. Pues si nos sienten como parte fundamental de sus vidas y familias, invitarán a otros a vivir esta misma aventura que les hace sentir felices, valorados y queridos. Orientados y seguros para navegar con valentía hacia sus sueños.
El viaje será largo por lo que también debemos buscar momentos para desconectar. Y aprovecharlos al máximo, recalando en puertos que nos ayuden a reponer fuerzas. Preservar momentos para la familia, el deporte u otros hobbies. No será fácil, esta profesión requiere realizar una gran parte del trabajo en casa. Y hay a quienes en su particular camarote se les suele parar el reloj cuando remiendan sus redes. Economicemos el tiempo y el esfuerzo; para no perder la fuerza y no tener otra opción que ir a la deriva.
Antes de que nos demos cuenta, periscopio en mano, gritaremos ¡tierra a la vista! cuando ya se cuenten los días para poner fin al curso que ahora comienza. Ojalá que ese día, desembarquemos con el convencimiento y la satisfacción de que este viaje ha merecido la pena. Y nos haya hecho descubrir nuevos horizontes en nuestra labor educativa.
Es hora de partir... feliz inicio de curso..
