PRESTAR LA VOZ



Existen algunas razones positivas por las que merece la pena prestar la voz. Una de ellas es la de haber aprendido que, para que algo brille o se escuche más, en ocasiones, hay que procurar "sombra" o "silencio" a su alrededor. 

Hay quienes en nuestro mundo nunca serían escuchados si otras personas no prestaran su voz acallando sus opiniones. Pienso en todas aquellas personas anónimas que desgastan su vida, silenciando la suya, para que otros disfruten de la dignidad, del respeto, del amor o el cuidado que precisan y que no tienen fuerzas para hacerse oír.


Hay quienes prestan sus manos a otras personas. Hay quienes prestan su tiempo a la ciencia y al conocimiento haciendo vida lo que otros descubrieron. También hay quienes como educadores llegan a la convicción de que el mensaje que desean transmitir es más valioso que el mensajero, y tienen sumo cuidado para que dicho mensaje no se deforme. No se trata de cobardía o falta de implicación sino de cumplir una misión de esa determinada forma porque hacerlo así también es parte de esa misma misión encomendada.

Aprendamos a valorar el criterio de quien opta por el anonimato. Una opción que no estará exenta de sinsabores. Más aún cuando la discreción, la modestia o la prudencia no parecen valorarse como virtudes sino como casi defectos. Pero todo merece la pena cuando existe un objetivo mayor. 

Vosotros, ¿a quiénes o por qué causa estaríais dispuestos a prestar vuestra voz dejando en segundo plano vuestras opiniones?.