CONTRADICCIONES

Algunos ejemplos de "contradicciones: no practicar lo que se predica; decir algo y hacer justamente lo contrario; criticar a otros algo que en el fondo sabemos que no es cierto; engrandecer los errores de otros para destacar con nuestros pequeños aciertos; no tener principios o palabra; ir a contracorriente para molestar o dañar a alguien; mentir con el ánimo de que otras personas sean mal vistas; aquellas que simplemente se comportan o expresan de forma contraria a lo esperado o éticamente correcto, según quien lo exponga. 


Hay contradicciones evidentes y otras, que son sólo aparentes. Lejos de intentar "juzgar" o "quitar hierro" a cada situación, debemos reconocer que las contradicciones son parte de la vida. Negar esto sería tan absurdo y contradictorio, como afirmar que, por ello, debemos creer que la "contradicción" debe ser uno de los principios educativos que han de guiar nuestro comportamiento.

San Pablo afirmó que Jesús era "signo de contradicción", pero no por ello estaba proponiendo que para ser cristiano fuera necesario aceptar la anarquía. Sino que, ciertamente, Jesús con su modo de pensar y de actuar, fue un ejemplo de cómo vivir de forma diferente sin dejar de ser coherente, fiel, íntegro, honesto y humilde, por mucho que algunos se empeñaran en verlo de forma totalmente "contraria" o "contradictoria" a lo social, política y religiosamente aceptado a su alrededor. Quienes en el fondo estaban siendo contradictorios, fueron sus "jueces".

Lo verdaderamente educativo y costoso no es "denunciar" y "señalar con el dedo" las contradicciones que creamos ver, acertada o desacertadamente, en los demás; sino más bien educar nuestra razón y nuestro corazón para dilucidar si esa contradicción, aún por nefasta que sea, puede hacernos crecer en la misma coherencia, fidelidad, honestidad y humildad que echamos de menos. Más aún, cuando somos nosotros los "señalados" como incoherentes, infieles, mentirosos y prepotentes, tendremos la gran oportunidad de aprender a perdonar, sanar y olvidar. Pues normalmente a Quién o quienes nos aman y nos importan de verdad, nada hay que justificar o demostrar. 

También, aunque sea difícil, puede aprender algo bueno quien se contradice, pues más allá de exponerse a la opinión de los demás, se expone sobretodo a su propia conciencia; teniendo la oportunidad de valorar, al menos, el gran tesoro de su libertad; una conciencia libre que le invita constantemente al buen camino. También, la paz y tranquilidad espiritual, que en el fondo sabe, que sólo experimentan quienes no se contradicen, pues más allá de lo que parezca, se critique, se aparente o pensemos; el Amor nunca se contradice. 

Aún más, como dijo también San Pablo: "El Amor es paciente, afable, no tiene envidia, no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita, no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites y todo lo soporta". Quizá la mayor contradicción sea entonces "predicar", "hablar" o "juzgar" sobre el don del Amor, sin haber vivido y experimentado con una entrega intensa y generosa cada una de estas palabras. 

Por lo tanto, quien ama no se contradice, aunque haya quien se empeñe en que así lo parezca.