EL LIBRO DE LA VIDA


La vida de cada persona es como uno de los libros de una gran biblioteca. Libros que sean grandes o pequeños transmiten una gran sabiduría.



Todas las personas tienen algo que transmitir al mundo y sobre todo a quienes les conocieron. Grandes lecciones de vida sobre cómo amaron y se sacrificaron. Aventuras, dichas y desdichas. Momentos de felicidad y de incertidumbre. Cómo vivieron y transmitieron su FE. Cuáles fueron sus luchas, heridas y dónde encontraron apoyo para seguir caminando. 

En una biblioteca todos los libros tienen un valor especial. Son únicos y forman parte de un gran tesoro que permanecerá en el tiempo siempre que alguien recuerde su historia. 

Por grandes que sean algunas obras, cuando se terminan nos podemos quedar con ganas de más. Así también ocurre con nuestros seres queridos. Nos gustaría seguir disfrutando de todos los libros que forman parte de nuestra biblioteca. No queremos aceptar que haya finales porque todos llegan demasiado pronto. Con el tiempo llegaremos a ver cuál era el sentido de todo lo vivido. Y esta separación también formará parte de nuestro propio libro de la vida. 

Quizá pensemos que todo se acaba al final de un libro. Pero no. La historia puede continuar en otros libros. Quizá la vida sea algo más y haya capítulos que no estén de momento a nuestro alcance. No renunciemos a la esperanza de que los personajes vuelvan a reencontrarse en una segunda parte. Una certeza que va más allá del libro que vemos y tocamos como más allá de cada final seguimos amando (más si cabe) a quienes nos dejaron. Porque el amor (que tampoco se ve ni se toca) siempre va más allá.