TODO ESTÁ PERDONADO


Ante diversas noticias en el mundo, una maestra escuchó no hace mucho tiempo a un niño preguntar ¿por qué hay tantas peleas y guerras?. Ojalá esta pregunta tuviera la misma sencillez en su respuesta que en su formulación. Con el paso de los años, este niño, como nosotros, seguirá sin saber todas las causas que provocan el dolor, la destrucción y la muerte de millones de seres humanos cada día. Pero reconocerá que uno de los motivos que hacen explosionar la violencia en el mundo es la pérdida del sentido del respeto a la vida.

Un respeto que puede expresarse en palabras de admiración, empatía y sensibilidad por los demás. Traducirse en gestos de acogida, hospitalidad y ayuda altruista. Plasmarse en estructuras de dignidad, de justicia y solidaridad. Consolidarse por medio del diálogo, la tolerancia y el sentido de fraternidad universal. Expandirse hacia el cuidado por la naturaleza, los animales y las cosas. Y profundizarse desde el verdadero mensaje de nuestros credos y convicciones democráticas o morales.

Por eso es tan importante educar en valores; sobre todo en el valor del respeto. Para que los más pequeños conozcan que los valores son tan importantes para la vida como lo son los números para las matemáticas o las palabras para la literatura. Y tengan en cuenta que si el movimiento se practica andando, el respeto será verdadero y real cuando se haya respetado mucho y en muchos momentos de la vida; tanto, que hayan asumido que respetar también implica pedir perdón y perdonar. 

Quizá éste sea el sentido de la enigmática frase "todo está perdonado" de la que será la portada más comentada de los últimos tiempos: respetar es tan importante y valioso que ni siquiera el dolor más inhumano y cruel debe empujar a la violencia. Más bien lo contrario; vencer el mal a fuerza de bien. 

Así se entiende que el perdón deba ser la mayor dosis y la mejor lección de respeto con la que poder responder.