LAS CASUALIDADES NO EXISTEN


¿Eres de la opinión de que algo ocurre sin más? o ¿crees que todo tiene una razón y sucede por algo?. Casualidad o destino. Azar o Providencia...será una de las elecciones, más bien, una de las lecciones que la vida nos irá enseñando.

Hay muchas formas de expresar la afirmación de que las casualidades no existen. Por ejemplo, una anónimo, que parece responder a las preguntas ¿por qué suceden cosas que no comprendemos? o ¿qué sentido tiene alguna experiencia difícil, confusa o dolorosa?, nos dice: "Algún día todo tendrá sentido. Así que, por ahora, ríete ante la confusión, sonríe a través de las lágrimas y síguete recordando que todo pasa por una razón". 

Eso sí, dejando claro que ninguna experiencia mala o dificultad de salud, puede responder jamás a un "castigo" del destino, de la Naturaleza o de Dios. Sino quizá más bien a la propia debilidad de nuestra naturaleza humana. Pero ante ello, tenemos también la poderosa herramienta de nuestra capacidad de superación, de lucha y amor por la vida, y quienes la comparten con nosotros.

Precisamente de amor y del encuentro con otras personas nos habla este fragmento de "El Alquimista" de Paulo Coelho, en el que también parece afirmar que el destino responde a un plan ya trazado o escrito, en cuanto a que nunca podrá ser sólo fruto de la casualidad que se crucen los caminos de las personas: "Siempre existe en el mundo una persona que espera a otra. Y cuando estas personas se cruzan y sus ojos se encuentran, todo el pasado y todo el futuro pierde su importancia por completo, y sólo existe aquel momento y aquella certeza increíble de que todas las cosas bajo el sol fueron escritas por la misma Mano". 

Quizá el pensamiento visual que mejor refleje nuestra dificultad para afirmar totalmente convencidos y convencidas de que al final todo tiene sentido sea esta: un puzzle.


Me gusta recordar la afición de un amigo por este tipo de entretenimiento. Atreviéndose con puzzles complicadísimos de miles de pequeñas piezas, llegando a formar cuadros de más de dos y tres metros, que una vez terminados, son auténticas obras de arte, no sólo por la imagen que representan, sino más bien por la paciencia y dedicación que suponen. Todo un reto y una buena forma de aprender a afrontar la vida, desde la casualidad o desde la certeza.

Pues en cierta ocasión, nos enseñó cómo separaba las piezas por colores y formas (primero las que correspondían al marco pues eran más fácilmente distinguibles). Clasificando y separando las piezas en gran cantidad de cajas y recipientes, con las que después tenía dos maneras diferentes de actuar: una la de "probar" mecánicamente para ver si las piezas van encajando unas con otras (y casi sorprenderse de estas casualidades); y otra manera, la de "interiorizar" la imagen de obra de arte que sabía que tenía entre sus manos (aunque no pudiera verla) para ir poco a poco cumpliendo la cuidadosa misión de finalizarla, con la certeza de que todas las piezas, de un color u otro, de una forma u otra, eran importantes para que al final todo tuviera sentido. 

Nosotros también tenemos dos maneras de contemplar el puzzle de nuestra vida. Vivirlo como una sucesión mecánica de experiencias, donde a veces nos sorprende que dos momentos o hechos estén relacionados (encajen por casualidad) o tomarnos un tiempo para preguntarnos de qué gran obra formamos parte (Naturaleza, Creación, Misión...) para vivir con positividad, serenidad e intensidad cada paso o cambio de nuestra vida con la certeza de que todos ellos son importantes; con la confianza de que al final todo tenía una razón para ocurrir (aún por casualidad), aunque quizá todavía no lo podamos ver, pues esta gran obra, de la que forma parte también nuestra vida, aún no está concluida. Y todo tendrá sentido, y un sentido bueno y bello.