PEQUEÑOS DETALLES

A veces, inmersos en los quehaceres diarios, se nos escapan pequeños gestos, palabras, detalles. Nada más importante y necesario que aprender a valorarlos y ejercitarnos en tenerlos. Aunque ser bastante olvidadizo/a, no ayuda precisamente a ello, tampoco quiere decir que el sentimiento de amor, gratitud, alegría o la intención de compartir ese momento, quede totalmente invalidado por la ausencia, retraso de estos pequeños gesto o porque no respondieron quizá a nuestras expectativas. 

Dicho lo cual, debemos saber cuanto bien se puede llegar a hacer con una sencilla mirada, una simple caricia, o un escueto mensaje. Con estos detalles renovamos nuestra amistad, confianza, cariño o disponibilidad. Nos podemos hacer presentes en la vida de quienes un día compartieron con nosotros sus preocupaciones, ilusiones y esperanzas. Gestos que quedarán grabados en el corazón como rincones casi olvidados donde el alma siempre podrá retornar en busca de paz, consuelo, de ánimo e impulso.

Pues al igual que no hay nada como volver a un lugar que no ha cambiado, para saber cuánto has cambiado tú; no hay mejor estímulo que rememorar estos pequeños detalles, para seguir caminando con la misma vida, felicidad y alegría que nos produjeron al recibirlos por vez primera. 

Pequeños en su forma pero inmensamente grandes en su significado. Un regalo del mayor amor que puede concebirse; el de la apertura de tu vida a los demás y de dar siempre lo mejor de ti.