APRENDER DE LA NATURALEZA

Hace unos días, paseando por un parque, me llamó la atención un árbol cuyas flores eran rojas. Por curiosidad, le hice unas fotos para poder identificarlo mejor. Ello me ha ayudado a aprender algo más sobre la naturaleza y a compararla con algunas de nuestras características como seres humanos y nuestras experiencias vitales.

Como no tenía más referencia que la de un cartel que indicaba que procedía de Australia, busqué información en la red sobre el extraño árbol. Enseguida pude identificarlo: es el limpiatubos, árbol cepillo, limpiabotellas (por su forma), que científicamente se conoce como "Callistemon Citrinus" o estambres hermosos, cuyo olor recuerda a cítricos.  

Pude averiguar que hay diversas variedades de arboles, arbustos y plantas de hogar que pertenecen a su misma familia. Tan distintas unas especies de otras que en algunos casos costaría relacionarlas. 

Dicen de este árbol que es muy resistente, que sirve para decorar terrenos muy pobres y que necesita mucho la luz del sol. 

Navegando por blogs de los amantes de la naturaleza, me topé con un breve relato de cómo "resucitó" uno de estos, gracias a la constancia y paciencia de su cuidadora, que no dejó de regarlo aunque ya parecia muerto. Compartiendo con sus lectores, que no salía de su asombro, ya que con sus propias manos había comprobado la sequedad de sus ramas y hojas. Para terminar diciendo que "a menudo en el reino vegetal, la vida nace de la muerte, por chocante que parezca". 

Quizá el ejemplo de este árbol, nos enseñe que también la naturaleza tiene grandes lecciones que darnos, siendo otra ventana educativa por descubrir. 

Pudiendo ser un espejo donde reconocer que a pesar de nuestras diferencias, nos unen e identifican, igual que a las plantas, unas mismas familias: la humanidad, la sociedad, nuestra pertenencia a una comunidad o Iglesia, el hogar...

Y si un simple árbol puede alegrar lugares tristes, ¿no podremos nosotros esforzarnos en alegrar corazones? También aprender que por resistentes que creamos ser, necesitamos del sol, el agua... por lo que debemos saber cuál es nuestro sol y cuál es el agua que satisface nuestra sed de saber, tener, o hacer. Lo que nos alimenta espiritualmente. Nos guía; cuál es la raíz de nuestro amor y nuestra entrega.

Finalmente, este árbol, nos enseña que por difícil o imposibles que parezcan las cosas, la muerte, silencio o vacío no es el final, pues la vida siempre se abre camino...quizá no haya mejor ejemplo a la espera de una Pascua.